Ahora bien, después de ver algo de su Historia ¿qué hace al oro tan llamativo? ¿cómo se obtiene? ¿cómo lo podemos encontrar en la Naturaleza? Vamos a ello:
Ya en su época, Plinio tenía una opinión acerca de tan ansiado metal. No cree que dicho brillo sea el que le de el valor, sino que no deja restos en el fuego, que se puede estirar mucho y dividir en muchas láminas: «puede que no sea el metal de mayor dureza, pero es muy dúctil y maleable, lo cual permite que el trabajo con él sea cómodo». Además, el autor agrega «no se oxida, ni hace cardenillo, no se altera la calidad o se reduce el peso. Es resistente a la acción de la sal y el vinagre, que doblegan todas las cosas, y finalmente ya se puede hilar y tejer como si fuera lana, sin lana»
El oro es un metal situado en la zona de transición de la Tabla Periódica de los elementos, pertenece al grupo 11, su número atómico es Z= 79 y su símbolo es Au. Es un metal muy denso con un alto punto de fusión (PF = 1063ºC) y una alta afinidad electrónica, lo que lo convierte en un excelente conductor.
Recordemos que la afinidad electrónica es la Energía liberada por un átomo X neutro gaseoso y en su estado fundamental captura un electrón para formar un ión X–
Los estados de oxidación más comunes con +1 y +3 y forma compuestos de coordinación de orden 2, 3, 4 e incluso polinucleares con los distintos órdenes. Los compuestos de coordinación son aquellos formados por un Metal central (con orbitales de valencia con tendencia a perder electrones) y varios Ligandos unidos al Metal por enlaces covalentes.
ejemplo de complejo de coordinación (aurato)
Con este metal se da un fenómeno conocido como metalofilicidad que se refiere a la formación de enlaces débiles, bien entre átomos de oro Au(l)——-Au(l) o con átomos vecinos Au(l)——-Hg(ll) en estado sólido o en especies complejas, el cual se puede comparar con los puentes de hidrógeno (fuerzas de Van der Waals)
Presenta un único isótopo radioactivo en la naturaleza que es el 138; si bien, en medicina se está trabajando con el isótopo 198 por su bajo periodo de desintegración (de 2’7 días).