Llevamos ya unos cuantos programas de Órbita Laika la nueva generación. De verdad que esperaba la vuelta de este programa que tan buen sabor de boca había dejado las ediciones anteriores. No soy objetivo, obviamente, tenía muchos amigos allí e incluso colaboré con guiones de los vídeos de Ciencia Express en la segunda temporada. Pero en cosas de palacio no me meto y paso de mierdas políticas y tal. Es muy necesaria la existencia de estos programas en la tele aunque sean maltratados en horarios y días de emisión.
Los que me conocen saben que había dicho que yo iba a tuitear y a apoyar el programa porque me parece un bien público. Desgraciadamente no pude porque desde el primer programa emitido detecté fallos graves en lo que se hablaba de ciencia. No hablo de errores que se cometen coloquialmente o falta de rigor formal, cosa que yo cometo y que todos cometemos. Hablo de errores muy gordos como para que no hayan sido detectados por los filtros que un programa como este debería tener.
Me da pena que esto sea así y me da pena tener que hacerlo de este modo, pero es lo que hay. En esta entrada hablaremos de los errores de la primera sección del programa que yo he detectado porque se hablaba de física o mates, en otros temas no me meto. En próximas entradas desmenuzaremos las restantes secciones.
Nuestro amigo Emilio Molina nos ha hecho llegar un capítulo del libro «El arte de desaprender» de Enric Corbera. Y se lo agradecemos infinito porque nos ha abierto los ojos a todo un mundo nuevo de ideas.
No veo el momento de ir a comprar el libro y devorarlo esperando que el ciclo de la vida siga su curso y depositarlo finalmente en el sitio del ingrato olvido. Aunque no tengo aún todo el libro, he de agradecer a la editorial El Grano de Mostaza que permita acceder a la introducción del mismo en este enlace: http://elgranodemostaza.com/wp-content/uploads/2015/03/extracto-de-el-arte-de-desaprender.pdf. Sin duda te quedas con ganas de más.
Aquí va mi reseña de esta introducción a la espera, impaciente, de leer el libro completo.
Bueno, ya hemos dado tres avisos sobre la continuidad de Órbita Laika en nuestras pantallas. Nos lo merecemos.
Pero como nadie aprende por las buenas tenemos que pasar a palabras mayores, no queríamos llegar a estos extremos pero ahí va:
Al ataque
Os propongo, como «hasta luego» a este ameno, divertido y enseñante programa, que durante esta semana que va desde la emisión del programa 11 al 12, empleemos en twitter, facebook o g+ el hastag:
#aprendiLaika
donde iremos comentando lo que hemos aprendido durante las emisiones del programa o lo que nos gustaría seguir aprendiendo.
Por supuesto, podemos hacer peticiones directas a FECYT, la Primera y la Segunda de RTVE con fotos de gatos o cachorros de cualquier tipo pidiendo la continuación del programa. En la guerra y el amor todo vale.
No sé, me parece un bonito homenaje a esta gente que se ha currado el programa. Gracias a todos los involucrados, desde José Antonio Pérez, hasta la FECYT, pasando por la productora K2000 y por todos los colaboradores y amigos. Muchas gracias por estos 11 maravillosos programas y por el curro que os habéis dado. Nos vemos la semana que viene para decirnos
Las críticas que más se han repetido a mi entrada van dirigidas a que no he explicado y fundamentado bien mi propia crítica al artículo. Creo que esa crítica es muy acertada, culpa mía. Pensé que sería suficiente dar unas pinceladas para que todo estuviera claro. Me equivoqué, lo siento mucho, no volverá a pasar.
Por supuesto tampoco han faltado las críticas donde se ponen en duda mi capacidad de entendimiento o mi conocimiento sobre tal o cual tema. No han faltado acusaciones de uso, por mi parte, de falacias con nombres chulos, del consecuente, ad hominen, hombre de paja, etc. (No recuerdo cual ha sido la elegida, alguna de esas u otra, no sé).
En esta entrada voy a desgranar un poco más el artículo del Dr. Kipreos para fundamentar pormenorizadamente mi crítica. Recordemos que el Dr. Kipreos dice que la energía oscura, responsable de la expansión acelerada del universo, no existe sino que hay que recurrir a un sistema de referencia en el que se puede dar simultaneidad absoluta en el que la expansión es un espejismo. Por supuesto dedico esta entrada a todos los que han criticado de ese modo la entrada, espero que con esta subsane el asunto.
Sí, ¿por qué no me callo? La verdad es que debería de hacerlo porque me parece una tontería supina toda la discusión acerca de los beneficios, utilidades y objetivos de la divulgación científica. Pero dado que el tema está de moda y he escuchado sesudas intervenciones y opiniones de todos los tipos, pues aquí va la mía, que no es mejor ni peor, es la mía. Vaya por delante que ni yo mismo sé si estoy totalmente de acuerdo con lo que voy a escribir a continuación.
¿Quién divulga?
Esta es fácil, los divulgadores. Los que hablan de ciencia, los que intentan transmitir alguno de sus aspectos, sorpresas y utilidades. Temas hay para todos los gustos, niveles para todas las exigencias y variedades para todas las necesidades. Que divulgue el que quiera, el que pueda y el que le de la gana.
Claro está que se presupone que si divulgas sobre ciencia es porque cumples dos requisitos:
Sabes de lo que hablas.
Te apasiona aquello de lo que hablas.
Ahora nos podemos poner a discutir quienes son los llamados a iluminar a la sociedad, gran palabra, sobre los parabienes de la ciencia. ¿Periodistas? ¿Científicos? ¿Comunicadores? Pues a mí me da igual, lo único que me interesa es que lo que me cuenten me enganche y me atraiga, que despierte mis ganas por seguir aprendiendo y descubriendo sobre el tema que me cuenten.
El target
Ahora está de moda hablar del target y yo siempre me imagino a un francotirador, lo malo es que tiene toda la pinta que el susodicho es ciego y sordo.
No me puedo creer que alguien tenga en mente para quién está escribiendo o creando contenidos. En mi caso, y creo que en el caso de los que por aquí hacen sus contribuciones, escribo sobre lo que quiero, cuando quiero y como quiero.
Así que mi objetivo, el target o cualquier otra palabra moderna, es todo aquel que se pase por aquí, que vaya buscando y que se quede a leer un rato. Me da igual si es doctora en física o aprendiz de zapatero.
Aquí todo el secreto está en crear contenidos atractivos y eso solo se puede hacer de una forma, que el que los crea disfrute haciéndolo. Todo lo demás son pajas mentales.
Se habla mucho de especialistas y legos. Se escucha mucho que hay que divulgar para legos, que hay que convertirlos. Y yo lo que imagino es…
Vamos que no me quede muy claro quién es lego o quién es especialista. Yo no tengo ni puta idea de química analítica, de robótica o de cálculo de estructuras. Así que soy un lego más que un especialista. Yo diría que casi todos somos más legos que otra cosa. Pero no tengo ni idea, solo es la opinión de un lego.
A mí me gusta leer cosas de todos los niveles, a veces cuanto más sencillito es mejor, y como dijo un tal Fermi:
Nunca desprecies el placer de escuchar algo que ya sabes.
Resumiendo, que hay que crear, crear, crear… y el que te quiera encontrar te encontrará. Todo esto ya estaba inventado, si le gusta se quedará y te volverá a visitar, en un blog, en youtube o en la tele… y si no le gusta pues se olvidará de ti. Así que, la obligación no está en la gente, está en el que divulga.
Tipos de divulgación
En divulgación científica te puedes encontrar con muchos perfiles. En este blog, personalmente he cumplido con todas las siguientes categorías:
El erudito — Cientos de miles de datos, fechas, precisiones, concreciones, etc. Si lo sigues es que tienes muchas ganas.
El divulgador colega — El que te cuenta las cosas como si estuvieras en un pub a altas horas de la madrugada. Puede que se le trabe la lengua y que al día siguiente no te acuerdes de lo que te ha contado.
El original — El que siempre busca un nuevo ejemplo o una nueva metáfora para hacerte entender un hecho científico. A veces el ejemplo se come la explicación.
El duro — Este opina que las cosas son así y así se tienen que contar. Te guste o no. Es lo que hay. Si no lo has entendido es tu problema.
El pasteles — La ciencia es un algodón de azúcar y si no te empalagas es porque no quieres. Se recomienda tener a mano una pluma de insulina, por si las moscas.
El simpático — Todo es un chiste, incluida la explicación.
El superYO — Yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo, yo… Tú no.
Y conste que esto es una autocrítica constructiva, prometo mejorar.
Concluyendo
Haced lo que queráis, divulgad si queréis, estudiad ciencia si queréis, pero hacedlo porque os lo pasáis bien. Todo lo demás no importa. Aquí no hay divisiones ni especialistas, ni legos (que me parece una palabra horrorosa).
Si las personas quieren encontrar el contenido lo harán. ¡Estamos el en siglo XXI! Es difícil no encontrar algo que estás interesado en buscar. Solo hay que crear, crear y crear contenidos, de todos los tipos, en todos los formatos y todos los niveles y el público llegará solo.
Ni los divulgadores son los responsables de educar a nadie en ciencia ni nadie se lo ha pedido. Las personas ya tienen las escuelas y las universidades para aprender. No convirtáis la divulgación en un elemento esencial en la ciencia porque no lo es, es un complemento más, un divertimento útil, pero solo es eso. La gente que quiera acceder a la ciencia, a cualquier nivel, lo hará, solo tenéis que estar ahí para que os encuentren… No hay más.
Esto ya está inventado hace tiempo y se resume en:
Premiado en el IV Concurso de Divulgación Científica del Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN) Proyecto Consolider-Ingenio 2010
La entrada sobre femtoquímica ha sido reconocida con el Premio ED a la excelencia en la divulgación científica.