Después de un pequeño parón, en el que he podido leer opiniones contra la Ciencia y el aparente mundo individual y sectario en el que la colocan, vengo con una entrada en la que se vuelve visible la unión entre Ciencia y Bellas Artes.
En concreto, voy a hablaros del estudio de restauración que se llevó a cabo en el Reina Sofía cuando uno de los cuadros más representativos de nuestro país pudo llegar a tierras españolas. Normalmente, los trabajos de restauración están dirigidos y llevados a cabo por profesionales del Arte pero ¡todo es química! tanto las técnicas y métodos analíticos como los productos usados para la restauración. Creo que sólo hay una facultad en Italia en la que se prepara a licenciados en Química para acometer dichos menesteres, pero que lo realicen profesionales de Bellas Artes no hace más que confirmar la universalidad y belleza de mi querida química. No me enrollo más.
Vamos a sumergirnos entre las capas del Guernica de Pablo Picasso, ¿qué os parece?.
Este estudio me fascinó y me ayudó a valorar muchísimo más el arte pictórico y el Arte, en general. Ya no sólo era un cuadro con un significado u otro, con una belleza extraña o cercana, un trabajo visto por encima en asignaturas de Humanidades. No, desde ese momento, mi fascinación por cada pincelada, por la consecución de cada pigmento, del acabado,…, creció y pasó a ser algo palpable, la representación más bella que, usando químicos naturales y de síntesis, un artista pudo plasmar. Espero que el estudio os guste y miréis las obras desde otro punto de vista más.
Historia
Pablo Picasso recibió un encargo por parte del Gobierno de la II República en 1937. Se iba a celebrar una exposición internacional en París y su obra sería un cartel destinado a exponerse en el Pabellón Español. Al principio, Picasso no estuvo entusiasmado con la idea aunque realizó diversos bocetos preparatorios para realizar un alegato contra la barbarie, el terror y la guerra (sin que ninguno de los elementos posteriores del cuadro formaran parte de ellos), pero un acontecimiento cambió su forma de pensar.
Ese motivo no fue otro que la noticia de los bombardeos efectuados por la aviación alemana sobre la villa vasca (del mismo nombre), conocidos por el artista a través de las dramáticas fotografías publicadas en L’Humanité y otros diarios franceses. Estos luctuosos hechos dieron forma al Guernica que conocemos: concebido como un gigantesco cartel, testimonio del horror que supuso la Guerra Civil Española, así como la premonición de lo que iba a suceder en la II Guerra Mundial.
La sobriedad cromática, la intensidad de todos y cada uno de los motivos y la articulación de los mismos, determinan el extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en un emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad de nuestros días.

Aunque el cuadro era propiedad del Estado Español, Picasso decidió que quedara bajo la custodia del MoMA de Nueva York hasta que finalizara el conflicto bélico.
En 1958, renovó el préstamo por tiempo indefinido hasta que se estableciesen las libertades democráticas en España. Finalmente, el Guernica llegaría a nuestro país en 1981, año en el que se analiza de forma exhaustiva. Este proceso es el que vamos a ir desgranando a lo largo de la entrada.
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